Por muy temporal que sea, lo cierto es que el coronavirus nos obligará a trabajar en casa más tiempo del que quizá pensamos. Una circunstancia que es habitual para muchos, pero a la que otros se deben adaptar, eligiendo el lugar más adecuado para convertirlo en el más productivo.
Teletrabajo, de temporal a habitual
Teniendo en cuenta que no sabemos cómo se va a desarrollar la crisis sanitaria, hay que pensar que el teletrabajo puede pasar de ser una circunstancia temporal a habitual, durante algún tiempo, y mantener el nivel de productividad tiene una vinculación directa con adaptar el espacio para no perder la concentración.
La arquitecta Lilina Millán recomienda que sea cual sea el tamaño o la ubicación del escritorio “es esencial identificarlo como una zona dedicada únicamente al trabajo”.
Recomienda transformar el espacio en un lugar cómodo, acogedor y práctico, con espacio suficiente para trabajar, una buena iluminación y una silla adecuada, comenta la colaboradora del portal de decoración Houzz.
“Cuando proyecté mi casa, diseñé también mi espacio de trabajo: amplio y con mucha luz natural. La iluminación artificial debe proyectarse con focos orientables de superficie y flexos de luz puntual”, señala Millán, aconseja delimitar el horario laboral para no “caer en la trampa de trabajar más horas de las recomendadas”.
La diseñadora de interiores Vickie Nickolls, de Interior Therapy, asegura que cada noche ordena su escritorio y lo prepara para el día siguiente.
“Mantener mi zona de trabajo recogida y ordenada la convierte en un espacio atractivo frente al que sentarme cada mañana, además de ser un rincón útil más de la casa cuando no la estoy utilizando”, añade. Tener espacio para tener el papeleo ordenado es otra máxima.
Ergonomía
La higiene postural es fundamental cuando se teletrabaja, aunque no es fácil lograr la postura correcta si no hay un espacio habitual habilitado, con una altura de mesa adecuada o una silla de comedor sin posibilidad de ergonomía.
La interiorista Laura Garna señala que, en caso de no tener ninguna, hay que buscar “una silla que recoja bien la espalda y que se adapte a las dimensiones corporales”, y a ser “posible” también con brazos, que hace referencia al color para que influya “positivamente” para levantarnos el ánimo y que se puede conseguir con un almohadón, un jarrón o alguna planta.
Si se trabaja un ordenador portátil lo más recomendable, según el responsable de la Wellbeing Division de Fellowes, Melqui Arce, es “elevarlo” para alzar más la vista y evitar con ello dolor cervical y problemas visuales. Las muñecas son otra parte sensible, y hay que lograr que no se produzca daño en el túnel carpiano con un reposamuñecas para el ratón y el teclado es lo mejor.
Para hacer de ese lugar una “pequeña república independiente”, el interiorista de Ikea, Manuel Delgado considera primordial crear un espacio de trabajo funcional y cómodo que “nos ayude a concentrarnos y ser productivos”.
Aunque parezca una simpleza, Moreno hace referencia a que, este nuevo lugar de trabajo, debe de situarse cerca de los enchufes para evitar cualquier percance con los cables.
“El espacio elegido debe tener un ambiente fresco, además de bien iluminado para evitar la irritación de ojos” y añade como algo obvio, ventilar el espacio a diario.
Una vez decidido dónde ubicar el espacio de trabajo y como es probable que forme parte de una estancia de paso, de un rincón en el dormitorio o de una esquina del salón, Moreno aconseja diferenciarlo del resto del espacio de manera que todo los que viven en la casa lo identifiquen como zona de trabajo y la respeten tanto durante la jornada laboral como una vez finalizada.
Una razón fundamental por la que es recomendable guardar todo en su sitio es para “desconectar mentalmente” de las obligaciones laborales y poder descansar.
Fuente: EFE