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Orinar en la calle ya le sale caro a una persona (perros, gratis), dar de comer a las palomas también (106 euros), sacudir alfombras, prohibitivo, pero tirar una colilla al suelo en Lisboa le va a costar el sueldo mensual, por lo menos. El Ayuntamiento dirigido por Fernando Medina (PS) se ha puesto duro con los desmanes que arrastra el turismo. Una vez convertida Lisboa en ciudad de moda, en destino europeo de fin de semana ahora toca ordenar la ciudad antes de que se convierta en una ciudad sin ley. De entrada, Medina combatirá la suciedad con la contratación de 300 operarios, la recogida de basura en domingo, la instalación de 300 contenedores subterráneos y la progresiva eliminación de las bolsas de basura en el centro histórico.

Paralelamente a la mejora de los servicios de limpieza, se incrementan las multas a niveles muy disuasorios. Tirar al suelo una colilla o un chicle puede salirle a una persona hasta por 1.500 euros de multa, 15.000 euros en el caso de “colectivos”.El reto, como siempre, será pillar a alguien en flagrante delito, como es el caso de los orines de personas y deposiciones de perros, sin apenas multas; por eso el Ayuntamiento carga la responsabilidad sobre bares, terrazas, y comercio en general, que deberán tener la calle limpia de colillas y demás basura en el espacio de su propiedad y en un radio de dos metros a su alrededor. En el caso de que a la mañana siguiente, las proximidades de las discotecas parezcan estercoleros, la multa para el establecimiento subirá a los 15.000 euros. Todas las terrazas deberán instalar papeleras y ceniceros, también los cajeros automáticos, incluso los vendedores ambulantes y los mercadillos, que cuidarán de la limpieza del espacio. Lisboa ha declarado 2019 el año anticolillas y antichicles; en 2021 será Ciudad Europea Ecoverde, sin vasos ni platos de plásticos en sus bares.

El Tiempo


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