Tras el caso de la mujer que murió al ser impactada por un vehículo de Uber equipado con sistemas de conducción autónoma, Toyota anunció que suspende de forma oficial sus pruebas de coches sin conductor en carreteras abiertas al tráfico.
La decisión fue tomada por Toyota Research Institute, la unidad de la compañía con sede en Silicon Valley, encargada de desarrollar vehículos con modo autónomo y robots, al tener en cuenta el efecto emocional de sus conductores en prueba.
«No podemos especular sobre la causa del incidente o lo que puede significar para la industria de conducción automática en el futuro. Debido a que creemos que el incidente puede tener un efecto emocional en nuestros conductores de prueba, hemos decidido detener temporalmente nuestras pruebas en modo Chofer en carreteras públicas», afirmó el fabricante en un comunicado.
La ley permite que las marcas realicen las pruebas siempre y cuando un conductor humano esté sentado tras el volante por si sucede alguna emergencia, sin embargo en el caso de Uber el ingeniero a cargo no pudo evitar la tragedia.
El accidente llegó después de la asociación de Toyota con Uber, Amazon y Mazda para lanzar su proyecto e-Palette , un automóvil autónomo que pretende funcionar como un servicio de transporte y de entrega de productos a domicilio.
La medida se implementa en Estados Unidos ante la presencia de un debate sobre la seguridad de los carros autónomos, pues el caso de Uber aún no se ha resuelto y pone sobre la mesa que, al igual que en los autos tradicionales, pueden ocurrir accidentes.
Por su parte, en Japón, donde la compañía mantiene un fuerte liderazgo en la investigación de estos sistemas de conducción autónoma, se seguirán desarrollando dichas pruebas.