Una terraza, solicitada al Ayuntamiento de Madrid y denegada, podría ser la tabla de salvación del único restaurante con espectáculo que luce una estrella Michelin, el Corral de la Morería, que como el resto de los tablaos flamencos vive bajo la amenaza del cierre definitivo por la falta de turismo internacional.

Juan Manuel del Rey y su hermano Armando son la segunda generación al frente de este emblemático espacio fundado en 1956 por sus padres, Blanca y Manuel del Rey. Multipremiado en su faceta artística y gastronómica, el tablao más antiguo del mundo, donde han actuado las mejores figuras del flamenco, quedó en silencio el 14 de marzo por el estado de alarma y temen que sea para siempre.

La familia está “angustiada y preocupada”. Del Rey, también presidente de la Asociación de Tablaos de Flamenco de Madrid, dijo a Efe que la situación es común a todo el sector, ya que ninguno de los 21 locales ha podido reabrir y ven muy lejana la vuelta.

Con una clientela mayoritariamente internacional y las reducciones de aforo, los tablaos agonizan. “Estar asumiendo los costes fijos mensuales desde el 14 de marzo sin ingresos, no hay empresa que lo resista”, lamentó Del Rey, quien advirtió de que “a 2021 no llega ninguno, vamos a tener que cerrar todos y seis lo han hecho ya”.

Madrid presumía de ser la ciudad con más tablaos del planeta y la capital del flamenco, “la imagen cultural más importante que tiene España en el mundo” y desde 2010 declarado Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Unesco. Según su asociación, en 2019 atrajeron a más de un millón de visitantes internacionales.

“Aportamos muchísimo a nivel económico”, resaltó su presidente, pero ahora necesitan ayuda, y urgente, para sobrevivir. Y con ellos los artistas flamencos, porque el 95 % de ellos no vive de “sus giras, sino de sus actuaciones en estos locales”, recordó.

“Sin los tablaos, se acaba el flamenco. Es así de dramático y de real”, resumió. En el caso del Corral de la Morería, también perdería Madrid una estrella Michelin y dos soles Repsol gracias a la cocina de David García, que Manuel del Rey acompaña con una cuidada bodega y una de las mejores colecciones de jereces del país.

Recurrieron al Ayuntamiento y a la Comunidad de Madrid y, aunque les agradecen su “voluntad política” y medidas como la declaración de los tablaos como Bien de Interés General para la ciudad o su inclusión en el Plan Aplaude para ayudar en el pago de alquileres hasta septiembre, alertan de que son “insuficientes”.

Por eso seis de estos negocios pidieron al Ayuntamiento que les permitiera instalar terrazas, como ha hecho con otros locales hosteleros. Entre ellos el Corral de la Morería, iniciativa que cuenta con el beneplácito de los vecinos del barrio de Las Vistillas porque “lo que no quieren es que nos vayamos y les pongan una discoteca”.

Unas 20 mesas para ofrecer “la cocina del restaurante gastronómico y la del tablao, y se podría incluso poner una carta más informal, de picoteo”, apuntó Del Rey.

No sería la panacea, pero les permitiría “empezar a tener algún ingreso”. “No pedimos sacar el espectáculo a la calle porque sería muy complicado a nivel de normativas, pero la mayoría de los tablaos tenemos la actividad de restauración y pedimos que se nos permita, igual que al resto de la hostelería, tener una terraza; aunque no cubriríamos el total de nuestros costes, sería un salvavidas”.

Pero el área de Medio Ambiente ha denegado todas las peticiones salvo una, la de Las Tablas, amparándose en las restricciones que impone la Zona de Protección Acústica Especial (ZPAE) de la zona centro de la capital para evitar el exceso de ruidos, según el documento al que ha tenido acceso Efe.

Juan Manuel del Rey eleva aquí el tono: “Tenemos una estrella Michelin y dos soles Repsol, ¿qué más hay que hacer para ser dignos de que se nos considere restaurante y se nos permita poner una terraza? No queremos que nos traten ni mejor ni peor que a otro restaurante de Madrid, sino igual”.

Insiste en que los espectáculos flamencos, de recuperarse, serían sólo en el interior del local. “Si hay terraza, podremos también abrir dentro y empezar a probar a hacer actuaciones, aunque nuestro cliente internacional no está ni se le espera; eso serviría también a la ciudad para su imagen en clave turística”.

Fuente:  EFE