El paciente abre sus grandes ojos amarillos, pero no hace ningún ruido mientras la acupunturista le planta cuatro agujas: en Brinzal, un centro de recuperación para rapaces nocturnas en Madrid, esta técnica permite que búhos enfermos vuelvan a la naturaleza.

No es la primera vez que este pequeño paciente, un mochuelo común de 25 centímetros, se somete a las finas agujas: hace dos meses se lesionó el lomo cuando entró por error en el conducto de calefacción de una fábrica al este de la ciudad, situada sobre una meseta densamente poblada por estas aves.

Fue llevado a  Brinzal, un albergue para aves situado en la Casa de Campo, gran parque al oeste de la capital española. Ahora yace, con su pecho jaspeado blanco y marrón moviéndose al ritmo de su respiración, mientras la acupuntora hace su trabajo.”Al principio no se ponía de pie. Luego empezó a dar unos pasitos, y ahora ya vuela”, explica la acupuntora.

Edurne Cornejo, que hasta el momento ha sometido al pequeño mochuelo sin nombre a diez sesiones semanales. Esta técnica “estimula mecanismos de autorecuperación del organismo y no deja secuelas”, subraya.

Cornejo, la veterinaria especializada en acupuntura para perros y gatos, labora en Brinzal como voluntaria tratando a algunas de las cientos de rapaces nocturnas lesionadas que el público trae cada año.

El uso de esta antigua técnica china en animales es cada vez mayor en todo el mundo, según la Sociedad Internacional de Acupuntura Veterinaria, una organización creada en Estados Unidos en 1974.