“Los eneros se han convertido en refresco espiritual para llevar la jornada de todo el año”. Es la conclusión a la que llega Jorge Arosemena, director ejecutivo de Ciudad del Saber, luego de seis años de recibir al Campamento Musical Juvenil de la Asociación Nacional de Conciertos en sus instalaciones.

El campamento, que recibe 120 alumnos de orquestas y grupos de diferentes regiones del país, se inició esta semana y tiene su clausura el viernes 30 de enero. 

Esta iniciativa, que cumple 30 años, fue idea de Terence Ford. El sacerdote episcopal retirado organizaba campamentos en su parroquia y pensó que igualmente sería bueno hacerlo en la música.

“Vi el gran valor que tenían porque era una oportunidad de intensificar todo, pues por un periodo limitado la gente se dedica el uno al otro”, cuenta Ford, quien admite que en estas tres décadas han pasado muchas cosas.

Como un reto musical, recuerda que un año no tenían contrabajista y los músicos estaban preocupados porque no sabían cómo decirlo al director de la orquesta.

“Las cosas han cambiado mucho, tenemos todos los instrumentos que necesitamos. Ha sido difícil a veces, pero vale la pena, definitivamente vale la pena”, dice recordando a todos los “campistas” que hoy son músicos y retribuye a la asociación y a la comunidad todo el apoyo recibido. Algunos de esos campistas son: Luis Morales, Graciela Núñez, Isaac Casal, Pedro Fernández, Avenicio Núñez, Carlos Camacho y Jorge Oliva.

“Tenemos 30 años consecutivos. No hemos dejado de hacerlo contra viento y marea”, se satisface de decir Ford. De esos 30, 25 han contado con la colaboración del Conservatorio de Oberlin, en Ohio, Estados Unidos.