Olvidados ya los temores surgidos luego de la catástrofe de la central atómica de Fukushima (Japón) de 2011, China reafirmó esta semana su apuesta por el sector nuclear como principal alternativa energética a los combustibles fósiles.

El gigante asiático, que actualmente tiene 23 centrales operativas, anunció que pondrá en marcha este año ocho de las 26 plantas que está construyendo, mientras que dará luz verde al inicio de las obras de entre seis y ocho instalaciones más.

Las autoridades chinas, presionadas por una contaminación que cada vez levanta más ampollas entre la ciudadanía, consideran que este año es crucial en su apuesta por la energía nuclear. ‘El 2015 es un año importante en el que China reiniciará su programa nuclear después de la crisis de Japón’, expresó el presidente de la Asociación de la Energía Nuclear de China, Zhang Huazhu, durante una feria del sector celebrada en Pekín.

El tsunami que siguió a un terremoto el 11 de marzo de 2011 y que azotó la central de Fukushima no solo provocó uno de los mayores accidentes nucleares de la historia, sino que fue un jarro de agua fría para los planes del Gobierno chino de potenciar esta fuente de energía para moderar sus emisiones de gases contaminantes.