La red social Instagram fue atacada por hackers, quienes usaron un  bug (una vulnerabilidad que puede encontrarse en la codificación de un software y altera su comportamiento deseado) en una de las API (interfaz de programación de aplicaciones) de la aplicación, para tener acceso a números de teléfono y direcciones de correo electrónico de al menos 6 millones usuarios registrados. 

Según ESET, los atacantes, que se hacen llamar Doxagram, crearon una base de datos, publicada en la Dark Web, con la información robada, incluyendo a celebridades, la cual podía ser comprada por 10 dólares.