Sin agua no hay vida. Según las Naciones Unidas (ONU), es un elemento esencial del desarrollo sostenible. Los recursos hídricos y la gama de servicios que prestan juegan un papel clave en la reducción de la pobreza, el crecimiento económico y la sostenibilidad ambiental.
Además, el agua es un derecho humano, así lo declaró la Asamblea General de la ONU en julio de 2010. Su importancia es tal que su disponibilidad y gestión sostenible conforma el Objetivo de Desarrollo Sostenible 6.
Pero hoy día muchas poblaciones no tienen un acceso sostenible a la cantidad ni la calidad adecuada, es decir, no poseen seguridad hídrica. Según la ONU, en el mundo más de 663 millones de personas viven sin suministro de agua potable cerca de su hogar.
En Panamá, un país con una disponibilidad total de agua dulce de 119 mil millones de metros cúbicos de los cuales se utiliza solo el 25.8%, hay situaciones ambiguas: mientras una parte de la población la derrocha (el país lidera el consumo per cápita de Latinoamérica con 370 litros diarios), hay comunidades que carecen del suministro.
Según el Censo de 2010, 53,161 panameños dependían de la lluvia o el carro cisterna; más de tres millones disponía de acceso a agua potable a través de conexión domiciliaria y alrededor de 222 mil tenía acceso sin conexión domiciliaria.