El súper huracán Patricia se diluyó en menos de un día a su paso por el territorio mexicano y no ha ocasionado, por ahora, ninguna víctima mortal, aunque pudo ser letal a juzgar por la desolación que sembró.

Hacer un recorrido en coche por ese territorio de clima tropical y frondosa vegetación es la única manera de comprender por qué el cambio de rumbo repentino de Patricia anteayer, pocas horas antes de que fuera a impactar con el enclave turístico de Puerto Vallarta, evitó una catástrofe de proporciones incalculables. ‘Hay que pensar que todo esto era verde. El huracán se llevó el follaje. Parece que esté todo seco. Es como entrar en un mundo diferente o en otra época del año’, explicó a EFE en la misma carretera Alberto García Sánchez, un funcionario de la Secretaría (Ministerio) de Comunicaciones y Transportes (SCT) que labora allí.

El tramo afectado está en la costa que tiene el estado occidental de Jalisco en el Océano Pacífico, entre las localidades de Puerto Vallarta y Melaque, que colindan por el norte con el estado de Nayarit y por el sur con Colima, respectivamente. ‘Tenemos daños del kilómetro cero de la carretera federal 200, que se sitúa en Melaque, hasta el 80′, se suma Miguel Ángel Martínez, que ostenta el cargo de residente de obra de la costa de Jalisco y también depende de la SCT.

Solamente existe un paso provisional, en muchas zonas solo en uno de los dos carriles.

El otro está ocupado por un árbol, una señal o unas piedras caídas por efecto del impacto de Patricia, que llegó a tener vientos de 325 kilómetros por hora y rachas de hasta 400. Para limpiarla completamente y dejarla como estaba antes del huracán harán falta cerca de dos semanas.

Al día siguiente de la llegada de Patricia, que penetró en México por la comunidad de Emilio Zapata (costa sur de Jalisco) los únicos que transitan por la carretera son el personal de la SCT, de la Compañía Federal de Electricidad y de Telmex (Teléfonos de México).