Las bolsas de papel utilizadas anualmente en España contribuyen a la lucha contra el cambio climático almacenando 84.500 toneladas de CO2, un ahorro equivalente a las emisiones anuales de calefacción y agua caliente de 50.000 hogares, según datos de los fabricantes asociados en ‘la bolsa de papel’. Desde la campaña recuerdan que los árboles absorben el CO2 de la atmósfera para alimentarse y crecer. De hecho, la fibra de madera, la celulosa con la que se fabrica el papel, es un hidrato de carbono.

Los árboles que se plantan y cultivan en las plantaciones que se utilizan para la fabricación de bolsas de papel, al ser especies de rápido crecimiento como el pino y el eucalipto, son precisamente debido a esa característica los que más CO2 absorben. El eucalipto, por ejemplo, fija anualmente el doble de carbono que el castaño y cinco veces más rápido que la encina.

Estas plantaciones para papel se rejuvenecen, además periódicamente con las talas de aprovechamiento y la consiguiente regeneración y replantación. Y son los árboles jóvenes, los que están creciendo, los que más CO2 absorben, explican, por lo que los cultivos de madera a partir de la que se fabrica el papel son grandes sumideros de CO2 que ayudan a frenar el cambio climático. Así, el carbono almacenado en las plantaciones permanece en los bioproductos papeleros como las bolsas de papel y con los sucesivos reciclajes de las bolsas el plazo de almacenamiento se va alargando una y otra vez.

 

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