El crecimiento de la población mundial y el estilo de vida son las causas principales del aumento del volumen de aguas residuales. Como consecuencia del tratamiento de estas aguas, se generan millones de toneladas de lodo que colmatan vertederos y generan contaminación, malos olores y problemas de insalubridad.

Frente a ello, una de las alternativas más importantes es la transformación de ese lodo, que tiene un alto contenido de materia orgánica, en un recurso para la agricultura como abono para los cultivos.

Ahora, investigadores del departamento de Ingeniería Química de la Universidad de Córdoba (UCO), en colaboración con la Universidad de Granada, han conseguido validar una nueva tecnología que transforma el lodo de estas aguas residuales de una forma más eficiente. El sistema, probado a escala industrial, evita los malos olores que se generan durante el proceso.

Además, reduce hasta en dos meses el tiempo necesario para estabilizar y sanear la materia orgánica del lodo y convertirla en fertilizante.

Se trata de una tecnología incipiente que utiliza una serie de cubiertas móviles y semipermeables en cuyo interior se lleva a cabo el proceso de compostaje. Las cubiertas permiten el paso de moléculas como el dióxido de carbono; sin embargo, impiden que las atraviesen otras causantes del mal olor como el amoniaco.

Esta tecnología, empleada por la empresa Biomasa del Guadalquivir, en la cual se ha llevado a cabo el estudio a escala industrial bajo la financiación de un proyecto Motriz, utiliza un sistema de aireación forzada en el interior de la cubierta.

 

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