Las esferas multicolores rellenas de chocolate se multiplican aquí y allá, escondidas en la grama, entre arbustos o flores del jardín. 

Esas esferas llamativas son los denominados huevos de Pascua, una tradición foránea que gana terreno en Panamá. 

Luzia Buchmann, desde la Embajada de Alemania en Panamá, explica que la tradición de Pascua, que es parte de su país, está asociada al cristianismo, puesto que el pollito que sale del huevo simboliza la resurrección de Jesucristo.  

La costumbre, continúa Buchmann, “se remonta a la Edad Media, cuando la gente pintaba los huevos de color rojo para recordar la sangre derramada de Jesucristo durante su muerte en la cruz”.

Muy diferente a la actualidad, cuando los huevos adquieren diferentes diseños y tonalidades. 

Para involucrar a los pequeños, los padres les cuentan a sus hijos en la noche del Sábado Santo que el día siguiente el llamado “conejo de Pascua” escondió regalitos, chocolates y huevos en el jardín.  

De esta manera, los niños se disponen el domingo a buscar las esferas pintadas de colores, dispuestas hacendosamente en un “nido” junto con otros tipos de dulces o huevos de chocolate.  

Una de las organizaciones que lleva a cabo esta actividad, aunque con una fecha previa a la del Domingo de Resurrección, es la Asociación Pro Niñez Panameña. La búsqueda de huevos de Pascua es una celebración que se hace entre los donantes como una forma de recaudar fondos para las obras benéficas de esta fundación.

 Este año, además, se escogió una escuela de Burunga, en donde se celebró el tradicional juego para la recreación de niños de escasos recursos. 

En los últimos años, diversos comercios ofrecen la oportunidad para disfrutar esta tradición dirigida a los niños.