MADRID, (EUROPA PRESS) –

 

En lo que va de 2021, más de 300 presos han muertos en las cárceles de Ecuador por la violencia entre bandas rivales, siendo la Penitenciaría del Litoral, en Guayaquil, el centro de reclusión en el que mayor número de incidentes se han registrado hasta ahora, siete el último de este fin de semana, dejando al menos 62 presos muertos y más de cuarenta heridos.

Estas cifras han provocado que Ecuador haya entrado este año en la lista histórica de países con mayor número de presos muertos por algún motín estallado en un centro penitenciario. Se trata de la masacre ocurrida en El Litoral a finales de septiembre, cuando 116 personas murieron como consecuencia de los enfrentamientos de dos bandas rivales que se disputan el control del penal.

‘Los Choneros’, ‘Los Lobos’, ‘Los Tiguerones’ o ‘Los Largartos’, algunos de ellos con vínculos con los cárteles mexicanos, son los protagonistas de estos luctuosos y sangrientos episodios de violencia carcelaria, con el control del negocio del narcotráfico, la corrupción del sistema penitenciario y el hacinamiento en las cárceles como escenarios de fondo.

En un intento por contener esta violencia, el presidente de Ecuador, Guillermo Lasso, ha anunciado al país después de esta última masacre una iniciativa legal para endurecer los castigos a los jefes de estas estructuras criminales, que entre otras cuestiones dirigen sus organizaciones desde unas cárceles en las que se mueven a sus anchas con la connivencia bajo amenazas de funcionarios y vigilantes.

El precario sistema penitenciario, con un 33 por ciento de media de hacinamiento a nivel nacional según cifras del servicio penitenciario ecuatoriano (SNAI), y sus malas condiciones han provocado que las bandas se disputen el control de los centros, exigiendo el pago de peajes por la entrada de alimentos y otros servicios.

Algunas cárceles, como las de Cuenca, Lacatunga o Guayaquil albergan el 70 por ciento de la población carcelaria. En el caso de esta última, por la situación privilegiada de la ciudad, su puerto es la principal ruta y el punto de partida de la mayoría de droga que llega desde Colombia, así como escenario en el que dirimen sus cuitas las filiales ecuatorianas de los cárteles mexicanos de Sinaloa y Jalisco Nueva Generación.

Los conflictos este año comenzaron el pasado mes de febrero cuando en una operación organizada se registraron cuatro motines simultáneos en las cárceles de Guayas, Azuay y Cotopaxi, dejando ochenta presos muertos, la mayoría de ellos decapitados, debido a una lucha por el control tras el vacío de poder dejado por ‘Los Choneros’ con la muerte en diciembre de 2020 de su líder, un tal ‘Rasquiña’.

Entre abril y julio se registraron más rebeliones en centros de Guayaquil y Lacatunga, con una treintena más de reclusos muertos, llevando al presidente Lasso a decretar el estado de emergencia para el sistema penitenciario. Dos meses después se rompió lo que parecía ser una aparente tregua y se produjo hasta ahora el incidente más sangriento de todos, el de la Penitenciaría del Litoral.

Aquella ha colocado a Ecuador en el quinto puesto de lista de masacres carcelarias de la región, por detrás de episodios en la pasada década registrados en Brasil, República Dominicana o la más reciente, la de un incendio en 2012 en la Granja Penal de Comayagua, en Honduras, donde murieron 361 personas.

 

Fuente: EUROPA PRESS