Un grupo de científicos internacionales descubrieron que el deshielo de los polos influye más en el incremento del dióxido de carbono (C02) de la atmósfera que la energía producida por la órbita terrestre. Y que por el contrario, los cambios de la rotación de la Tierra alrededor del Sol contribuyen a mantener firmes los polos de la Antártida.

La investigación revela que la energía liberada por los procesos climáticos naturales como el cambio de la rotación de la Tierra alrededor del Sol incide de forma significativa en los casquetes polares. Es decir, se pueden producir subidas y bajadas del nivel del mar de decenas de metros, sin mayores efectos, publica la Agencia internacional EFE.

Advierten que si en el futuro no se disminuyen las emisiones dióxido de carbono en la atmósfera, el mar de hielo (barquisa) que protege el continente y los casquetes podrían derretirse, aumentando los niveles del mar y los gases de efecto invernaderos que están provocando el calentamiento global.