El presidente francés, François Hollande, inauguró en París un museo dedicado a la historia de la inmigración, en momentos en que en toda Europa aparecen tendencias xenófobas.

Un hecho que revela hasta que punto el tema es espinoso: la inauguración del Museo de la Historia de la Inmigración tendrá lugar siete años luego de su apertura, en 2007.

Hollande pronunció en la ocasión su primer gran discurso sobre este tema, constante objeto de polémica desde hace años en el ámbito político francés.

‘Al hablar de la inmigración, hablamos de nuestro país’, afirmaron fuentes del equipo del presidente, recalcando que Francia es un país de inmigración ‘continua, ligada al trabajo y a la historia’.

Las asociaciones consideran empero que este gesto de Hollande llega tarde. ‘Esperábamos un gran discurso a la nación inmediatamente después de su elección’ (en mayo de 2012), lamenta Alain Jakubowicz, presidente de la Liga Internacional contra el Racismo y el Antisemitismo (Licra), que manifestó su preocupación por una situación que se ‘degrada’ en el país.

Hace una semana, el gobierno francés declaró ‘causa nacional’ la lucha contra el racismo y el antisemitismo, después que se produjera una agresión antisemita en un suburbio de París.

‘Es un hecho que los políticos y los intelectuales se han desinteresado’ del tema, estimó el historiador Benjamin Stora, presidente del Consejo de Orientación del museo. ‘En una situación de malos vientos’, el discurso de Hollande es ‘un fuerte gesto simbólico’, añadió.