El Coliseo de Roma sufre el enésimo gesto insensato de un turista. Usando una pequeña piedra, una ciudadana de Sri Lanka, de 43 años , con pasaporte alemán, escribió el diminutivo de su apellido, «Suba», en una columna de mármol travertino original del Anfiteatro Flavio. Avisados los carabineros, la identificaron y trasladaron a la comisaría . Su explicación fue la misma de otros turistas que también fueron pillados in fraganti: «¿Pero qué es lo que hice mal? Hay muchas frases y nombres escritos en monumentos. No pensé que hacía una cosa tan grave», se justificó la señora cingalesa, que se había divertido escribiendo sobre el mármol.

La primera en percatarse fue una guía turística, Francesca María Casertano: «Mi reacción fue de estupor, porque escribía en la columna como si fuera la cosa más natural del mundo. Cuando le dije que no podía hacerlo, se sorprendió y se molestó de que le llamara la atención». Mientras la guía, natural de Roma, se sentía herida por el daño que se hacía al monumento símbolo de Italia y de la ciudad eterna, la turista daba justificaciones sin sentido: « No sabía que estuviera prohibido . Eso no está escrito en ninguna parte. Para mí era solo un recuerdo». En la comisaría fue denunciada por « daño grave en edificio histórico-artístico ».

Seguramente, la turista se marchará de Italia sin haber comprendido la gravedad de su gesto . La directora del Coliseo, la arqueóloga Rossella Rea, considera que grabar el nombre en una columna de mármol de hace dos mil años es un gesto salvaje : “Nos encontramos ante un daño irreversible , porque al grabar su nombre ha eliminado material antiguo. Para cuantificar el daño, tenemos que esperar el informe técnico de los restauradores. Son rarísimos los escritos en las columnas de antiguo travertino original en el primer piso del Coliseo. Hay algunos grafiti en el nivel de la entrada al anfiteatro en ladrillos de edad moderna».

Este último caso de falta de respeto al patrimonio histórico, vuelve a plantear la necesidad de reforzar la seguridad en el Coliseo , que está reducida al mínimo. Desgraciadamente, no se trata de un hecho aislado. En los últimos tres años se ha producido al menos una docena de actos vandálicos . La directora del Coliseo encargó un estudio antropológico a la universidad La Sapienza de Roma para comprender por qué el deseo de escribir en los muros y columnas del Coliseo está arraigado en muchos turistas. El estudio revela que, cuando un lugar resulta poco accesible, más interés hay en dejar la propia firma. La investigación sugiere que se intenta escribir el nombre para identificarse y sentirse como una parte del monumento y entrar en la Historia.