París celebra San Valentín en el Museo Rodin con una «Soirée Love» (Velada amorosa), consagrada a «celebrar», hasta la medianoche, los dibujos, la escultura y los escritos muy íntimos de uno de los grandes patriarcas de la escultura moderna, Auguste Rodin (1840-1917), consagrados al erotismo más carnal.

La huella erótica en la obra de Rodin es bien conocida y está razonablemente bien estudiada, desde muy pronto.

El mismo museo ha consagrado sucesivas exposiciones temáticas a ese tema central en la obra del creador. La idea de «celebrar» San Valentín volviendo a esa faceta mucho más que íntima de Rodin pretende ser un acontecimiento destinado al gran público nacional e internacional de paso por París.

La velada erótico/amorosa que propone el Museo Rodin comienza, claro está, con «El beso», una escultura de gran formato, conocida, apreciada y siempre admirada.

Tras esa introducción, la celebración de San Valentín continuará glosando, a través del recuerdo, las obras sensuales directa o indirectamente relacionadas con el gran amor mejor conocido de Rodin, Camille Claudel. Los dos grandes artistas tuvieron una relación sentimental y sensual muy profunda.

Se suele afirmar que «La Eterna Primavera» de Rodin está «inspirada» en su relación pasional con Camille Claudel, a quien consagró otras obras de importancia diversa, siempre relacionadas con la revelación, admiración y exaltación de la intimidad femenina. La relación Claudel/Rodin terminó mal, con varias tragedias, devastadoras, para ella.

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