Greenpeace lamenta el incendio de Gran Canaria, que ha calcinado ya más de 12.000 hectáreas en un perímetro cercano a 80 kilómetros y que se ha convertido ya en “el peor” del año, pero además pide –una vez se logre extinguir– se depuren responsabilidades, se actúe urgentemente para combatir la emergencia provocada por el cambio climático y se implanten de una vez o mejoren los planes de prevención de incendios.

Así, destaca que el fuego afecta al rico patrimonio natural de la isla que incluye numerosas especies endémicas (y amenazadas) y que es vital para el abastecimiento de agua potable de la isla. Además, recuerda que este es el tercer fuego en pocas semanas en Gran Canaria y que está requiriendo de un dispositivo de extinción “sin precedentes”.

De cara al futuro, exige la depuración de responsabilidades para determinar el origen del fuego; una necesaria planificación preventiva y de protección civil para evitar que estos incendios se repitan y, en tercer lugar una “urgente acción política” para minimizar la actual situación de emergencia climática.

 

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