En las noches de verano, las aguas que rodean las islas Matsu, en Taiwán (China), emiten un espeluznante brillo azul. Tal es el espectáculo, que cientos de turistas de todo el mundo se acercan a apreciar el espectáculo. Conocido como las «lágrimas azules» de China, el fenómeno en realidad está provocado por la flor de unas pequeñas criaturas luminiscentes llamadas dinoflagelados. Sin embargo, aparte de hermosa, esta brillante floración en los mares de China oriental es tóxica. Y un estudio asegura que, además, se está extendiendo hacia las profundidades cada vez más, afectando a la vida marina.

«La gente piensa que es romántico y hermoso observar esta vista por la noche. Pero también es tóxico», alerta Chanmin Hu, oceanógrafo de la Universidad del Sur de la Florida y coautor del artículo, publicado en la revista «Geophysical Research Letters». El problema no es que las algas sean tóxicas en sí mismas, sino que su consumo por parte de otros animales hace que después liberen amoníaco y otros productos químicos que poco a poco van envenenando el agua que les rodea. Y no solo eso, sino que estas criaturas bioluminiscentes respiran oxígeno hasta agotar su reserva en las aguas circundantes. «Entonces, el oxígeno es tan bajo que muchos animales marinos pueden morir», afirma Hu para LiveScience.

 

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