En enero de este año los científicos de los Laboratorios Jackson (JAX), en Bar Harbour, Maine (Estados Unidos), recibieron una avalancha de pedidos de ratones de laboratorio. La epidemia estaba disparándose en China y en previsión de lo que estaba por venir, cientos de investigadores de todo el mundo comenzaron a pedir animales para poder investigar sus candidatos a vacuna frente al SARS-CoV-2.

Los científicos demandaban ejemplares de un ratón transgénico «humanizado», de nombre K18-hACE2. Su principal característica es que sus células expresan el receptor ACE2 humano, que los coronavirus usan para infectar a las células, y no el de ratones, que los coronavirus no reconocen. El problema es que en enero los ratones K18-hACE2 no estaban vivos en ningún lugar del mundo: de ellos tan solo quedaba un poco de esperma almacenado en los congeladores de los Laboratorios Jackson.

«Los ratones han sido un cuello de botella para la investigación», ha explicado a ABC Javier Ortego, investigador en el Centro de Investigación en Sanidad Animal (CISA), en Madrid. «A principios de este año se describió que éste era el modelo animal adecuado. Todo el mundo los quería, pero por mucho que lo puedas acelerar, el proceso de cría lleva su tiempo, es como hacer crecer un árbol».

Javier Ortego, que trabajará con estos ratones y otros animales en el proceso de experimentación de dos candidatos a vacuna desarrollados en España, ha explicado que mantener colonias de ratones es caro, por lo que lo más habitual es congelarlos y resucitarlos cuando son necesarios. Pero hacerlo lleva tiempo: según ha indicado este investigador, la gestación de los ratones dura alrededor de 20 días y su madurez sexual no llega hasta pasados dos meses.

Por eso, y a pesar de todos los esfuerzos de la compañía, JAX no comenzará a distribuir estos animales a gran escala hasta finales de junio, marcando así los tiempos en el desarrollo de decenas de candidatos a vacuna, entre ellos, varios españoles. Tendrán que hacer frente a más de 250 pedidos de investigadores de todo el mundo y distribuir pequeños grupos de animales en cajas especiales.

 

Fuente:   ABC Ciencia