Desde hace un tiempo, ya casi no hay estrellas de mar. ‘No se le puede llamar de otra forma que catástrofe’, expresa Drew Harvell, bióloga de la Universidad Cornell estadounidense, refiriéndose a uno de los peores episodios de enfermedad de especies marinas que se haya visto. “Es impresionante”.

Los investigadores creen que el calentamiento de las aguas de los océanos puede haber facilitado su virulencia. Creemos que la amplitud (del fenómeno) en nuestras aguas se debe a la temperatura: sabemos que cuando las temperaturas son más altas, las estrellas de mar mueren más rápidamente’,  agrega Harvell.