En fecha reciente, las autoridades de la Secretaría Nacional de Panamá, hicieron entrega de una Hoja de ruta para este sector.
Este documento apunta a promover un futuro energético bajo en emisiones, a costos competitivos, inclusivo y sustentable. La Hoja de Ruta será un insumo para la posterior elaboración final de la Política Energética de los próximos 35 años.
De esta manera, ante representantes del Gobierno Nacional, la Alcaldía de Panamá, el mundo académico, empresarial, ONGs, medios de comunicación entre otras, la Secretaría Nacional de Energía dio a conocer la Hoja de Ruta al 2050, que apunta a un futuro energético bajo en emisiones, a costos competitivos, inclusivo y sustentable.
“Este documento se distingue por su sello innovador y su perspectiva multisectorial, participativa y de largo plazo, porque se fijó de entrada que el futuro energético de Panamá no podía caer en la trampa de dibujarse sólo desde una mirada técnica”, aseveró el Secretario Nacional de Energía- Dr. Víctor Urrutia.
Urrutia añadió, que “este trabajo propone medidas concretas para temas como la eficiencia energética, que por tanto tiempo no ocupó un lugar prioritario en el debate energético”.
Esta Hoja de Ruta, propone que al menos un 70% de la matriz eléctrica al 2050, debe provenir de fuentes renovables, con énfasis en energía solar y eólica, complementadas con otras fuentes de generación.
Otro punto fundamental es la necesidad de avanzar en la adopción de nuevos estándares ambientales, ampliando el uso de instrumentos para encaminar las emisiones globales del sector hacia la visión deseada y de acuerdo a los compromisos internacionales del país, COP21.
En lo relativo a la relación con las comunidades, se establece que es necesario avanzar hacia procesos participativos más robustos, dar mayor acceso a información en forma oportuna, y fortalecer a los actores locales, abordando de forma apropiada la mirada indígena, académica, agropecuaria en la política energética, con el involucramiento de los interesados y en los tiempos adecuados.
Cabe señalar, que la Secretaría de Energía empezó este proceso durante el año 2015, con el apoyo del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, a través de la mesas de trabajo, las que deberán continuar, profundizarse e informar debidamente para garantizar la legitimidad de la política energética.
En cuanto a la pobreza energética, concepto que por primera vez se aborda en Panamá de forma integral, se reconoce que superarla no es solo asegurar una mejor cobertura, sino también, fundamentalmente, velar por un costo razonable para las familias vulnerables, con el fin de satisfacer sus necesidades energéticas básicas, asegurar continuidad en el suministro y garantizar estándares mínimos de confort lumínico en los hogares.
Progresos sustanciales en materia de eficiencia energética y gestión de la energía serán claves para el logro de las metas de mediano y largo plazo planteadas por la Secretaría de Energía, producto del proceso participativo. A nivel de la sociedad, se propone un nuevo rol para los consumidores, instalando un concepto de cultura energética que involucra un ciudadano-consumidor mucho más activo y responsable con el desarrollo energético, donde no solo consume, gestiona y se preocupa de los impactos de la energía, sino que también puede participar en su producción (generación distribuida).
En el ámbito de transporte se busca revertir la tendencia hacia un mayor uso de autos particulares, creando condiciones para un transporte público de calidad- Panamá Metropolitana presentado por la Alcaldía de Panamá.
Transversalmente, se requiere seguir avanzando hacia un nuevo rol de Estado en el ámbito energético, como garante de procesos de planificación integrada, estratégica y de largo plazo, con un rol activo en la gestión territorial, y manejo de cuencas.
Finalmente, considerando que esta Hoja de Ruta es un insumo importante para la elaboración de la Política Energética al 2050 la Secretaría de Energía, es importante que se establezca un compromiso de Estado para el seguimiento, monitoreo y revisión periódica de la política. Para ello, la SNE manifiesta una propuesta de seguimiento anual y una revisión participativa de la política energética cada cinco años, respaldada por equipos humanos e insumos técnicos e independientes.