Ottawa (EFE).- El líder del Partido Liberal Mark Carney, ganador de las elecciones legislativas del lunes con 168 escaños para su partido, solo cuatro por debajo de la mayoría absoluta, ya ha prometido no arredrarse ante el presidente estadounidense, Donald Trump, pero la tarea que tiene por delante se antoja difícil.
En su primera comparecencia al conocerse los resultados, ya en la madrugada del martes, Carney no se anduvo con circunloquios: «Estados Unidos quiere nuestra tierra, nuestros recursos, nuestra agua, nuestro país, y no son amenazas gratuitas. El presidente Trump quiere quebrarnos para poseernos. Y eso no pasará, nunca jamás pasará», proclamó.
Aun así, anunció que se sentará a negociar con el presidente Trump como lo hacen «dos naciones soberanas».
El Gobierno del presidente Trump no se ha pronunciado hasta el momento sobre la victoria de Carney, pero ayer, en plena jornada electoral y en un ejercicio inédito de intromisión política, Trump posteó de nuevo que Canadá debe convertirse en el estado 51 de los Estados Unidos «terminando con esa frontera artificial de hace muchos años».
Se permitió el lujo de aconsejar a los canadienses «elegir al hombre que tiene la fuerza y sabiduría», en alusión a su propia persona, palabras que fueron rechazadas de inmediato por todos los líderes políticos, incluido el conservador Pierre Poilievre, considerado el más ‘trumpista’ del abanico político canadiense.
