Complejas interacciones químicas suceden en el cerebro, en las cuales ciertos nutrientes son esenciales para un buen funcionamiento del organismo. El ácido docosahexaenoico (DHA), por ejemplo, es un ácido graso esencial omega 3 que constituye aproximadamente el 20% del cerebro y del sistema nervioso humano. Es importante durante el desarrollo de los niños, para las embarazadas y en el período de lactancia, describe la licenciada Iris Espinosa, nutricionista de Amway Panamá.
El incremento o disminución de ciertas sustancias químicas llamadas precursores puede afectar el funcionamiento del tejido nervioso y a los neurotransmisores responsables de la comunicación neuronal, como acetilcolina, serotonina, noradrenalina y dopamina.
Por ejemplo, menciona la nutricionista, la colina afecta la producción de la acetilcolina y los aminoácidos aromáticos como el triptófano, tirosina y fenilalanina, son precursores de serotonina, dopamina y noradrenalina. “Las diferentes combinaciones de contenido de una comida, de fármacos, o de ambos, modificarán la disponibilidad de sustrato para la actividad neuronal”.
Los aminoácidos son químicos que intervienen en la formación de proteínas. No todos los alimentos contienen los mismos aminoácidos. En general, los de origen animal (carne, leche, huevo) contienen aminoácidos esenciales, como triptófano y fenilalanina. Los alimentos de origen vegetal deben combinarse para lograr un balance adecuado de aminoácidos. Pescados de carnes oscuras como salmón, sardina y cojinúa contienen omega 3.
Espinosa recomienda el consumo de frutas y vegetales de color morado, que contienen fitonutrientes que promueven la salud cerebral.
Sobre el consumo de vino, la nutricionista indica que, con moderación (dos copas al día), puede ser benéfico para el sistema cardiovascular. “La cáscara de las uvas rojas contiene polifenoles que previenen la formación de coágulos en la sangre, reduciendo un episodio cerebrovascular.
Respecto al café, menciona que este estimula los riñones, alivia temporalmente la fatiga o depresión y mejora el rendimiento mental. Pero si se consume en exceso (más de dos tazas diarias) puede ocasionar síntomas nerviosos como ataques de pánico, ansiedad e insomnio.