No sólo los altos niveles de ruidos propios de la ciudad afectan. El nivel de ruido en los hogares igualmente tiene un enorme impacto en el estado de bienestar de la persona e incluso puede causar pérdida auditiva.

El ruido en el hogar tiene variadas fuentes. El tráfico externo, los vecinos, hijos adolescentes. En un mundo lleno de consolas y ordenadores, la amenaza a la audición está en todo lugar.

En este sentido y con motivo de la celebración del Día Internacional de Conciencia sobre el Ruido, a celebrarse hoy 26 de abril, Analida Pitty Ceballos, Fonoaudióloga de la Fundación Oír Es Vivir explica que ‘el órgano auditivo es uno de los más delicados en la formación durante el desarrollo del neonato. Los daños adquiridos en la audición suelen ser irreversibles, tales como las pérdidas auditivas ocasionadas por el ruido, que son acumulativas, progresivas e irreversibles’.

Detalla que en ‘Panamá el ruido está a la altura de las grandes ciudades como New York, alcanzando los mismos niveles en varios sitio de la ciudad en horas pico’.

Las secuelas negativas de esto se reflejan ‘en los niveles de estrés que manejamos, los desórdenes de atención, la convivencia e interacción comunicativa; ocasiona daños irreparables a la audición. Además se pueden producir daños en otros sistemas como el endócrino, cardiovascular y neuropsicológicos, tales como alteraciones del sueño, entre otros’, señala Pitty.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) (informe 2015), unos mil 100 millones de adolescentes y jóvenes corren el peligro de sufrir pérdida de audición por el uso nocivo de aparatos de audio personales, como teléfonos inteligentes, y por la exposición a niveles sonoros dañinos en lugares de ocio ruidosos, como clubes nocturnos, bares y eventos deportivos.

La OMS y la fonoaudióloga coinciden en que se deben tomar medidas a nivel personal y de Estado.

Según explica Pitty para ‘protegernos del ruido debemos cambiar conductas nocivas, las malas costumbres que se han enquistado en nuestra población como el alto volumen del televisor, radio y demás artefactos tecnológicos, por citar algunas’.

Estos malos hábitos deben combatirse ‘a través de campañas educativas dando a conocer las consecuencias del ruido. Aplicando la leyes y los decretos alcaldicios que ya existen al respecto. Creando programas de educación y conciencia social’, expresa Pitty.

 

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