España experimenta desde comienzos de año un fuerte incremento en la llegada de inmigrantes irregulares, fundamentalmente subsaharianos que arriban al país por mar y por tierra, lo que ha multiplicado las alertas de instituciones internacionales.
Según los datos facilitados el pasado viernes a EFE por la Agencia Europea de Fronteras (Frontex), más de nueve mil personas entraron irregularmente en España en el primer semestre por vía marítima y terrestre, tres veces más que en el mismo período de un año antes.
Entre enero y julio, el número de inmigrantes superó al de todo 2016. El número de pateras se incrementa día a día aprovechando el buen tiempo veraniego para cruzar el Estrecho de Gibraltar hacia la costa mediterránea, mientras se repiten los asaltos masivos a las vallas y pasos fronterizos de Ceuta y Melilla, ciudades españolas del norte de África.
Hasta mediados de julio pasado, habían entrado ilegalmente en España por mar y tierra 10,751 personas, el doble que en el mismo período de 2016, según datos recientes del ministerio español de Interior.
La mayoría se adentraban en aguas españolas navegando en condiciones inhumanas, víctimas de mafias, a bordo de embarcaciones frágiles, que muchas veces terminan naufragando.