AP/EFE Madrid
En una vuelta de página trascendente de su historia, España exhumó ayer jueves los restos del dictador Francisco Franco de su tumba en un grandioso mausoleo a las afueras de Madrid y los enterró en una pequeña cripta familiar en un cementerio al norte de la capital.
Durante la operación, que tomó todo el día, el ataúd de Franco fue transportado en helicóptero al lugar donde desde ahora descansan sus restos. El evento fue transmitido en vivo por televisión y seguido de cerca por todo el país. Sin embargo, partes de la ceremonia se realizaron a puertas cerradas, en la intimidad.
El gobierno socialista de España tomó la decisión de trasladar los restos del autócrata, alegando que quería saldar una antigua deuda con sus víctimas. Muchos españoles consideraban el pomposo mausoleo del Valle de los Caídos, que Franco mandó construir para su tumba, era un insulto a los cientos de miles de muertos de la Guerra Civil Española de 1936-1939, en la que triunfó el general.
El Ateneo Español de México, institución cultural fundada por españoles republicanos exiliados por la Guerra Civil y el franquismo, celebró ayer la exhumación de Franco.
“Es algo que esperábamos desde hace mucho tiempo», contó a Efe la vicepresidenta del Ateneo, Josefina Tomé, al festejar el hecho.