La comunidad internacional afronta este viernes dividida la recta final de la COP25, que corre el riesgo de cerrarse sin el impulso que reclaman urgentemente la ciencia y la sociedad civil para evitar una catástrofe climática.

Cuatro años después de la firma del Acuerdo de París, la ciencia elevó al máximo la alerta que supone el calentamiento, los primeros efectos devastadores empezaron a manifestarse con fenómenos climáticos extremos y millones de personas en el mundo hicieron suya la problemática saliendo a la calle para reclamar acciones rápidas.

La militante ecologista Greta Thunberg, elegida “personalidad del año” por la revista Time, llevó a la COP25 en Madrid la voz de los jóvenes, cuyo grito se hizo sentir con una fuerza inédita en esta conferencia anual de la ONU.

Pero el entusiasmo político con el que se suscribió el Acuerdo de París con el fin de limitar el cambio climático a menos de + 2 ºC e idealmente a + 1,5 ºC parece desvanecerse, a la par con un retroceso del multilateralismo y el repliegue nacionalista en el mundo.

“Estamos muy preocupados, la mayoría de los textos (sobre la mesa) no son compatibles ni aceptables respecto al espíritu del Acuerdo de París”, indicó el ministro costarricense de Ambiente, Carlos Manuel Rodríguez.

AFP