Nueve niños murieron o fueron mutilados cada día en Afganistán durante los primeros nueve meses de este año, en los que fallecieron 631 menores y otros 1.830 resultaron heridos, según un informe de Unicef publicado este martes y que recoge la “tragedia” de una nación sumida en cuatro décadas de conflicto.

El número de víctimas supone un aumento del 11 % respecto al mismo periodo del año anterior, de acuerdo con el segundo documento especial de este tipo publicado en Kabul por el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, que difundió el primero en 2007.

“Se declaró 2018 como el peor año para los niños en Afganistán, y el número de niños muertos y heridos entre junio y septiembre de este año ya suponen el 94 % de todo el pasado 2018. Es inaceptable”, denunció el representante de Unicef en Afganistán, Aboubacar Kampo, durante una rueda de prensa.

La culpa de este aumento se debe, por un lado, a un pico en los ataques suicidas y, por otra parte, a los enfrentamientos frecuentes entre tropas progubernamentales y los talibanes y otros grupos insurgentes que operan en el país asiático.

El conflicto armado ha causado la muerte de 6.500 niños y ha dejado 15.000 heridos entre 2009 y 2018.

EFE