Al menos 25 combatientes iraquíes murieron en la frontera con Siria, en bombardeos de represalia del ejército estadounidense contra una facción proiraní, que provocaban este lunes una creciente indignación en Irak.

Estos ataques, que han reavivado la campaña contra la presencia estadounidense en el país, hacen pasar a un segundo plano la rebelión espontánea contra la clase política y su patrocinador iraní.

Ante los múltiples ataques contra sus intereses en Irak – no reivindicados pero que para Washington son obra de facciones pro-Irán -Estados Unidos había prometido recientemente una respuesta “firme”.

Irán estimó que estos ataques muestran “el apoyo al terrorismo” de Washington porque las brigadas de Hezbolá – facción blanco del ataque del domingo por la noche – pertenecen a Hashd Al Shaabi, una coalición de paramilitares formada para luchar contra el grupo Estado Islámico (EI) e integrada ahora a las fuerzas de seguridad iraquíes.

El movimiento pro-iraní libanés Hezbolá -separado de las brigadas de Hezbolá- denunció una “violación flagrante de la soberanía” de Irak y recordó el papel de Hashd en la lucha contra el EI.

Los ataques estadounidenses, cerca de Al Qaim, localidad iraquí fronteriza con Siria, donde las brigadas del Hezbolá combaten con el régimen de Bashar al Asad, han provocado “25 muertos y 51 heridos (entre combatientes y comandantes), y el balance podría aumentar”, indicó este lunes Hashd.

Los bombardeos estadounidenses se centraron en bases y depósitos de armas de las Brigadas en la frontera entre Irak y Siria, según el portavoz del Pentágono, Jonathan Hoffman.

AFP