Atenas (AFP)  

Devastado por un gigantesco incendio, el campo de refugiados de Moria en la isla griega de Lesbos, donde se hacinan más de 12.000 migrantes, tiene el sobrenombre de «la jungla».

He aquí algunos elementos sobre el campo de refugiados más grande de Grecia convertido, según las oenegés, en «una vergüenza para toda Europa».

– De un campo de tránsito a la «jungla» –

El campo de Moria fue abierto en 2013 en un sitio militar desafectado: primero serviría como centro administrativo de registro para algunos centenares de migrantes que solamente hacían allí una escala en su camino hacia el norte de Europa.

Dos años más tarde, como consecuencia de la guerra en Siria, Lesbos y sus 85.000 habitantes vieron llegar un flujo de más de 450.000 solicitantes de asilo en apenas un año. Moria, detrás de sus enormes barreras de alambre de púas, es el único lugar disponible en la isla donde las autoridades intentan gestionar la llegada de migrantes.

Con la mayoría de los países europeos con sus fronteras cerradas, pronto Lesbos se convertirá en una especie de cuello de botella para los refugiados.

El acuerdo UE-Turquía, firmado en marzo de 2016, para impedir la llegada de sirios desde Turquía cambiaría las reglas del juego. Pero los migrantes continuaron llegando a la isla griega cercana a la costa turca. El campo, donde las condiciones sanitarias son lamentables, se ha extendido hacia los olivares vecinos.

En 2020, la mega-estructura de Moria se ha convertido, según varias oenegés, en una «vergüenza para toda Europa»: prostitución, violaciones, secuestro de menores, narcotráfico y violencia de todo tipo se han convertido en lo cotidiano para los refugiados. Algunos se suicidan, otros son quemados dentro de sus carpas. Entre enero y agosto, cinco personas fueron apuñaladas en más de 15 ataques.

– De la acogida a la hostilidad –

Lesbos, la isla de la solidaridad en 2015, donde los pescadores acudían en ayuda de los barcos a la deriva desbordados de migrantes, donde las abuelas, candidatas al premio Nobel de la Paz, daban el biberón a los bebés migrantes, y por la cual hasta el papa se congratulaba al ver tanta solidaridad, parece solamente un recuerdo lejano.

Exasperados al verse damnificados por los fallos de la política migratoria europea, los isleños, que se consideran arruinados y en peligro, impiden regularmente el desembarco de migrantes. Inclusive, los trabajadores sociales se han convertido en objetivo de la violencia.

– No a un nuevo campo –

Para descongestionar el campo, el gobierno conservador del primer ministro Kyriakos Mitsotakis, elegido en 2019, quiere construir otro nuevo en Lesbos.

Pero los habitantes se opusieron a esta iniciativa: en febrero estallaron disturbios entre la policía e isleños.

La decisión turca, en marzo pasado, de abrir sus fronteras ha provocado la llegada de nuevos migrantes. Y, con la pandemia de covid-19, una nueva amenaza se ciernes sobre los más vulnerables, confinados en Moria desde fines de marzo.

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