El estrés laboral es un problema grave pero, como todo, también tiene solución.

Todavía estás a tiempo de dar la vuelta a la situación, aunque primero conviene indagar en los efectos de este mal para saber a qué tienes que hacer frente exactamente. ¿Sabes cuáles son los síntomas característicos del estrés?

Indicadores físicos: aumento de la tensión muscular, cambios en la frecuencia respiratoria, pulso elevado, manos y pies fríos, boca seca, palmas de las manos «sudorosas», necesidad de orinar con frecuencia, cambios repentinos en el apetito, ojeras, inquietud y desasosiego, cambio en la sensibilidad y en la respuesta sexual.

Indicadores de los procesos mentales: incapacidad para concentrarse en las tareas, cambios repentinos en la manera de manejar los problemas, tendencia a cometer más errores, aumento de la falta de memoria, publica el portal femenino.

Indicadores emocionales: irritabilidad, ansiedad no específica, aparición de fobias y miedos, risa nerviosa, reacciones defensivas a los comentarios de los demás, depresión.

Indicadores conductuales: cambios súbitos en las costumbres de trabajo, mayor absentismo, apatía, incremento de la torpeza.

Todos estos síntomas se producen por una serie de agentes estresantes, que si logras identificar a tiempo podrás afrontar, y que son, entre otros, plazos límite, dificultades de comunicación, clientes hostiles, grandes expectativas, salarios demasiado bajos, problemas de desarrollo en la carrera, aburrimiento, colegas incompetentes, abuso o maltrato verbal.

¿Y cómo puedo solucionarlo?

Una vez determinado el nivel de estrés laboral (con los indicadores anteriores), lo ideal sería que tanto el empresario como el trabajador intentaran paliar sus efectos mediante la introducción de medidas, aunque siempre puedes intentarlo por tu cuenta. Tendrás que centrar tus esfuerzos en tres áreas: Actitud mental, una buena nutrición, una buena comida y la hidratación es muy importante. 

 

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