En una de las salas, unas mesas crujen por el peso de los platos elaborados a base de copos de patata: pizzas, fideos e incluso pastel de chocolate.
Kim Kum Hun, organizador del concurso y miembro del comité central de la Asociación de Cocineros coreanos, reconoce que su plato preferido es el bistec pero no desprecia a la patata.
«El arroz es por supuesto nuestro principal alimento pero el pan y los copos de patata también pueden convertirse en productos básicos», declara a la AFP.
Una hectárea produce 20 toneladas de patatas, contra menos de 10 toneladas de arroz.
Los tubérculos también son más rentables una vez convertidos en harina, lo que supone un aliciente para los productores y empresarios en un momento en que Kim entreabre la economóa al mercado.
Pyongyang se ve sometido a múltiples sanciones debido a sus programas nuclear y balístico prohibidos. Alardea de ser autosuficiente.
Al organizador no le parece relevante el hecho de que el concurso se celebre en un país abrumado por las penurias porque -dice- el socialismo acabará triunfando.
«Aquellos que se sorprenden de ver aquí un festival de cocina no conocen bien a nuestro pueblo. Aunque sufrimos sanciones y no tenemos arroz, nuestras vidas no se ven afectadas. Vivimos gracias al poder de la autosuficiencia».
