La caída en el índice de vacunación infantil ha puesto en alerta a Brasil, que enfrenta un brote importante de sarampión en el norte del país, lucha por evitar el surgimiento de otras enfermedades ya eliminadas e intenta contener la propagación de noticias falsas. Las autoridades recorren estos días los humildes barrios de Manaus, capital del estado de Amazonas, para aplicar, puerta por puerta y con apoyo del Ejército brasileño, las vacunas contra el sarampión, en medio, incluso, de algunas amenazas de narcos.

La imagen se repite en otras ciudades del país, también en el estado de Roraima, donde además existe una crisis migratoria debido al éxodo de venezolanos que huye de la crisis de su país y que ha importado muchos de los casos. En Amazonas y Roraima se han contabilizado ya 660 casos de sarampión confirmados y están bajo investigación unos 2.700 más, según datos oficiales. A esos hay que sumar los confirmados en Rio Grande do Sul (8), Río de Janeiro (7), Sao Paulo (1) y Rondônia (1).

EFE

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