Garantizar el suministro de combustible nuclear en caso de interrupción por problemas políticos o del mercado es el objetivo del banco de uranio que el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) abre hoy, en Kazajistán.

Esta reserva almacenará 90 toneladas de uranio de bajo enriquecimiento, el ingrediente esencial para fabricar el combustible que alimenta los reactores atómicos de agua ligera para generar electricidad. Este material es adquirido habitualmente en el mercado abierto o por acuerdos bilaterales entre países, un circuito que este nuevo banco no quiere entorpecer.

Así, el OIEA insiste en que esta reserva es un «mecanismo de último recurso» para situaciones en las que un Estado miembro de este organismo de la ONU no pueda acceder al combustible por las vías habituales. De hecho, esas 90 toneladas suponen una cantidad discreta en relación al consumo mundial. Alcanzarían para una carga completa de un reactor tipo de agua ligera, capaz de suministrar electricidad a una gran ciudad durante tres años.

 

 

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