Las dietas en las que se eliminan varios grupos de alimentos considerados poco saludables son cada vez más populares. Pero estas prácticas pueden rápidamente convertirse en una obsesión que te acaba enfermando. 

Este desorden alimenticio, que fue identificado por primera vez en Estados Unidos en los años 1990, es conocido como ortorexia (‘correcto’ y ‘apetito’ en griego).Las personas que sufren de ortorexia son «prisioneras de reglas que se imponen a sí mismas», explica a la AFP el profesor de psicología Patrick Denoux.

Este desorden puede manifestarse en hábitos simples como limitarse a comer únicamente frutas recién cosechadas. Pero en los casos más graves puede conducir a adoptar comportamientos obsesivos compulsivos que pueden provocar una desnutrición severa o aislamiento social.

«Vivimos grandes cambios culturales en cuanto a la alimentación que nos hacen desconfiar de lo que comemos, debido sobre todo a la distancia entre el productor y el consumidor (…) y a las crisis alimentarias», explica el profesor Patrick Denoux.

Después del «trauma» de la crisis de la vaca loca a principios de los años 1990 y de la carne de caballo en 2013, «nunca antes habíamos tenido tanto miedo a lo que comemos», confirma a la AFP Pascale Hébel, del Centro francés de investigación para el estudio y la observación de las condiciones de vida (Crédoc).

«El hecho de que cada vez estamos más alejados del mundo rural ha provocado cierta ansiedad, visible sobre todo entre las clases altas», estima Hébel. En la cultura occidental, esta «sospecha de que nos están envenenando» es algo «valorizado» como una prueba de nuestra «perspicacia», afirma Denoux.

Este especialista define tres grandes sistemas alimenticios: el tradicional de «nuestra abuela», el industrial que «llena nuestro estómago», y el sanitario que ve a «la comida como un medicamento». «Las personas que sufren ortorexia no logran combinar estos tres sistemas» y simplifica, las cosas excluyendo simple y llanamente varios tipos de alimentos.

Para muchos se ha convertido en un verdadero «suplicio ir a hacer compras y encontrar menús equilibrados». «Una buena alimentación incluye alimentos vegetales y animales», subraya esta nutricionista con 25 años de experiencia, quien afirma que debemos autorizarnos algunos «placeres».

 

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