Las consecuencias económicas derivadas del coronavirus golpean con más contundencia a los clubes que han sometido a una fuerte tensión a sus tesorerías para poder competir por sus objetivos deportivos. Si el Barça negocia con sus capitanes una rebaja salarial, el Atlético está muy cerca de presentar un expediente de regulación temporal de empleo (ERTE) que afectaría a unos 500 trabajadores. El ERTE también incluiría un descenso en los ingresos del plantel y el cuerpo técnico basado en la reducción de su jornada laboral. El pasado mercado invernal de fichajes ya delató las estrecheces económicas de ambos clubes. Los culés tuvieron que hacer encaje de bolillos para fichar a Braithwaite y los colchoneros tuvieron problemas para afrontar la operación de Cavani, que finalmente no se realizó.

En el caso del Atlético, los responsables de las distintas áreas del club han analizado en los últimos días las consecuencias de la falta de ingresos provocada por el obligado parón. La comisión designada para la crisis ha inventariado el personal que puede ser productivo bajo las circunstancias actuales y estudia cómo ejecutar el expediente.

La exposición que realizan desde la dirigencia rojiblanca relata dos tipos de pérdidas: las irrecuperables, producidas desde que se inició el parón, y las imprevisibles, derivadas de la incertidumbre sobre cuándo se restaurará la normalidad. Ante esta tesitura, el ERTE que aborda el club implicaría a unos 300 empleados pertenecientes a la academia del fútbol base (entrenadores, fisioterapeutas, utileros…), unos 100 trabajadores de las tiendas y a unos 50 de atención al público. El Atlético afirma que mantendrá a los empleados que puedan desarrollar sus labores mediante el teletrabajo. Según la base de datos Informa D&B, en 2019, el club colchonero contaba con 858 empleados, de los cuales el 37% eran fijos.

Solo hace falta definir el cómo y el cuándo del ERTE. En el Atlético aseguran que el expediente es necesario para evitar la quiebra. La intención de la propiedad es establecer una negociación con el plantel y el cuerpo técnico basada en una rebaja salarial a partir de la reducción de su jornada laboral, una vez que no se disputan partidos, no hay entrenamientos colectivos diarios, ni concentraciones antes de jugar.

El Atlético roza el tope salarial, 348,5 millones, que le estableció el control económico de LaLiga. Desde el club se afirma que el descenso en los ingresos de los futbolistas, el entrenador y sus ayudantes estará encaminado en dos direcciones. Por un lado, asegurar y proteger la viabilidad económica de la entidad y, por otra parte, minimizar el daño económico que producirá en los trabajadores excluidos temporalmente. El Atlético pretende que la reducción salarial de la plantilla y del técnico permita complementar los salarios de los empleados abocados a suspender su actividad laboral durante el tiempo que perdure la pandemia.

La deuda neta

El Atlético no quiere que la aportación de la plantilla y el entrenador para que los empleados afectados puedan cobrar íntegramente su salario sea un arma de presión. Por ello, busca definir un acuerdo antes que aplicar el ERTE en la literalidad que permite el Real Decreto que los regula.

Con una deuda neta de 522,4 millones, el Atlético paga las consecuencias de su propio crecimiento deportivo y de la construcción del nuevo estadio. Obligado a mantener un plantel competitivo para asegurar una plaza en la Champions, la mayoría del aumento de sus ingresos en la última década se ha destinado a engordar la masa salarial. Cada temporada, el club ha realizado una apuesta económica muy dependiente de los resultados deportivos.

“El nivel de ingresos de hace diez años era poco más de 100 millones y ahora está casi en 500. Lo hemos multiplicado por cinco. La estabilidad te permite los resultados y los resultados te permiten la estabilidad. Vamos a aprobar 515 millones de presupuesto esta temporada”, anunció Miguel Ángel Gil Marín, máximo accionista del club, el pasado septiembre. Nadie contaba entonces con una catástrofe económica como la que puede generar el coronavirus en el Atlético y en los clubes que cuadraron sus cuentas al límite de sus posibilidades.

Por otra parte, la FIFA ha entrado de lleno en la crisis económica que el coronavirus ha desatado en el fútbol. Tras una reunión este jueves con representantes de la UEFA, las ligas europeas y el sindicato mundial de futbolistas, el organismo mundial ha planteado implementar una serie de medidas que ayuden a minimizar el impacto de la debacle monetaria y organizativa a la que se ve abocada el fútbol. En relación con la bajada de salarios invita a las ligas profesionales y a los sindicatos a llegar a acuerdos. Respecto a los jugadores que finalizan contrato el 30 de junio pretende que se extiendan hasta el final de la temporada. Para los futbolistas que ya tenían un compromiso con un club a partir del 30 de junio recomienda respetar el final del curso, pero si el derecho nacional de su país determina que es libre, podrá serlo. Eso sí, no podría ser inscrito hasta que la FIFA no abriera la ventana de fichajes al final de la temporada.

Fuente: El País