En 2016, el prestigioso investigador estadounidense Steven Blair, profesor de la escuela de Salud Pública de la Universidad de Carolina del Sur, concluyó que la amenaza más grande para la salud mundial no era el tabaco, ni siquiera el cáncer, sino la falta de ejercicio. Blair explica en su estudio que la mala condición física y, por consiguiente, la escasa capacidad cardiorrespiratoria, está detrás de un 16% de los decesos, que muy probablemente se podrían haber evitado si estas personas hubiesen gastado aproximadamente media hora al día en caminar. Igualmente se dedujo que las personas obesas con una moderadamente buena condición física vivían 6 años más que aquellos que no efectuaban ningún tipo de ejercicio.
Con esta teoría está de acuerdo Virginia Aparicio, profesora de Fisiología en la Universidad de Granada y autora principal del trabajo. «El sedentarismo mata el doble que la obesidad. De hecho, un obeso activo está más sano que un delgado que no se mueve. Lo que se deduce de nuestro estudio es que si los hombres le dedicaran un rato al día a efectuar tareas ligeras como fregar, cocinar o barrer mejorarían su salud cardiovascular. Pero la realidad es que el tiempo que emplean las mujeres en estas tareas es 10 veces mayor que el que le dedican los hombres, al menos en zonas rurales y con un nivel sociocultural más bajo», asegura.
«El ejercicio provoca que se gasten calorías, reduce la tensión arterial y consume azúcar. Por muy moderado que sea es beneficioso porque todo suma», coincide Susana Monereo, jefa del servicio de endocrinología del Hospital Gregorio Marañón y secretaria general de la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad. Se considera obesidad cuando el índice de masa corporal (el peso dividido por la altura al cuadrado) está por encima de 30, «aunque si la persona padece alguna enfermedad metabólica, por encima de 27 ya se consideraría!, explica. Pero la obesidad no sólo provoca problemas cardiovasculares, «también está detrás de un gran número de afecciones como algunos tipos de cáncer (mama, colon o estomacal), infertilidad, apnea del sueño, hernia de hiato, artrosis de rodilla y daños en las articulaciones», enumera.
La recomendación de la doctora para prevenir la obesidad es realizar 45 minutos de ejercicio aeróbico, como, caminar, montar en bicicleta o correr, dos o tres días a la semana, y combinarlo con alguna actividad anaeróbica. Pero si no le convence esta propuesta, ya lo sabe, coja la escoba y barra. Su salud se lo agradecerá.