Luego de 53 años de hostilidades entre Estados Unidos (EU) y Cuba, el momento para resarcirse era perfecto para ambos gobiernos. El hito en las relaciones cubano-estadounidenses vino acompañado de la liberación del ciudadano estadounidense Alan Gross y de un espía estadounidense no identificado, así como de la liberación de tres espías cubanos.

Los añejos enemigos dieron a conocer que tomarían medidas para reanudar relaciones diplomáticas, y Washington levantaría restricciones económicas y de viaje.

Las sorpresivas medidas se dan cuando el presidente Barack Obama centra su atención en lo que será su legado, mientras que Raúl Castro trata de mejorar las condiciones económicas de su nación ante el estancamiento de reformas y la caída del precio del petróleo, que ha afectado con fuerza a sus aliados.

“A partir de hoy todo cambia”, expresó Carlos Alzugaray, un ex diplomático cubano que vive en la isla y tiene relaciones cercanas con el gobierno de Castro.

“Esto promete ser el cambio más grande en nuestras relaciones en 50 años”, manifestó Ted Henken, analista y autor de Entrepreneurial Cuba , que examina los cambios económicos y sociales que Castro ha instituido desde que sucedió a su hermano Fidel en el poder en 2006.