Bangkok (EFE).- Más de 300 personas han muerto a raíz de las lluvias y corrimientos de tierra causados esta semana por el tifón Yagi, que golpeó el norte de Vietnam el pasado sábado antes de seguir como depresión tropical hacia Tailandia y Birmania.
Mientras el nivel del agua ha comenzado a amainar al llegar el temporal a Hanói, donde este viernes se rebajó la alerta ante un posible desbordamiento del río Rojo, las inundaciones más graves se registran ahora cerca de la capital birmana y el norte de Tailandia.
El Yagi, considerado el tifón más fuerte este año en Asia y el más poderoso en Vietnam en las últimas tres décadas, azotó con mayor virulencia la región del norte vietnamita, donde tocó tierra como tifón en la tarde del sábado.
Las autoridades del país indochino han contabilizado hasta hoy 233 fallecidos y centran sus esfuerzos en encontrar supervivientes entre los más de 100 desaparecidos y el reparto de la ayuda humanitaria.
Más de cinco millones de niños afectados
“Con una situación tan devastadora, evaluar todos los daños en una semana es muy complicado”, declaró hoy a EFE Raquel Fernández, jefa de Comunicación de Unicef en Vietnam.
La agencia para los niños de la ONU afirmó ayer en un comunicado que alrededor de 19 millones de personas, incluidos 5,5 millones de niños, viven en las regiones de Vietnam afectadas por el Yagi, con más de 550 instalaciones sanitarias y 800 escuelas dañadas.
Una de las principales preocupaciones es la carencia de acceso a agua potable y saneamiento que sufren alrededor de 3 millones de personas, lo que puede conllevar que broten enfermedades.
“El gobierno de Vietnam, ante las grandes dimensiones de la catástrofe, además de los trabajos de sus organismos nacionales, ha solicitado el apoyo de las agencias internacionales”, apunta la representante de Unicef, que ha entregado 80.000 tabletas para purificar agua, entre otros productos de primera necesidad, para su distribución entre los afectados.