Con más de un millón de contagiados en Estados Unidos, la Casa Blanca ha lanzado una campaña para poner el foco sobre China y su gestión del brote inicial del coronavirus, logrando que sus socios internacionales exijan también a Pekín una rendición de cuentas. El gobierno estadounidense ha llegado a decir directamente que obran en su poder «abundantes pruebas» de que el virus salió de un laboratorio en la ciudad china de Wuhan, algo que hasta la fecha han negado la Organización Mundial de la Salud y la diplomacia china. Los gobiernos tanto de Reino Unido como de Alemania han pedido explicaciones a China en días recientes, advirtiendo de represalias si sigue eludiendo dar respuestas.
Además,
varios medios europeos y estadounidenses aseguran que un informe de inteligencia de la alianza de seguridad «Five Eyes» —EE.UU., Reino Unido, Canadá, Australia y Nueva Zelanda— acusa a Pekín de mentir y cita evidencias de que el virus se transmitió a los humanos a través de un laboratorio de Wuhan. Asimismo, señala que el régimen chino persiguió a quienes intentaron dar a conocer lo que estaba pasando como parte del encubrimiento de los hechos y ha intentado frenar los esfuerzos de otros países para desarrollar una vacuna.
Es más, según un informe del departamento de Seguridad Nacional de EE.UU., el gobierno chino «escondió intencionalmente la gravedad» de los contagios en enero con la finalidad de poder amasar material médico para tratar a sus propios enfermos, según reveló este lunes la agencia Associated Press. Ese documento revela que mientras Pekín mentía sobre los contagios, redujo drásticamente las exportaciones y aumentó las importaciones de material médico como mascarillas o desinfectante, pero lo hizo de forma indirecta, añadiendo trámites burocráticos.
Según dijo el domingo el jefe de la diplomacia estadounidense, Mike Pompeo, «hay una gran cantidad de pruebas sobre cómo comenzó este virus, se puede decir que hay abundantes pruebas de que vino de ese laboratorio en Wuhan». Y en un acto electoral que mantuvo el domingo dentro del monumento a Lincoln en la capital, el presidente Trump dijo sobre el virus: «Vino de China, y debería haber sido detenido. Deberían haberlo matado en aquel mismo momento. Decidieron no hacerlo, o cualquier otra cosa sucedió. Pudo ser incompetencia o cualquier otra cosa, y vamos a tener que descubrir las razones, eso está claro».
El presidente estudia represalias contra China, que prevé anunciar en próximos días. Las opciones que le han ofrecido sus asesores son aranceles, impago de deuda y hasta demandas millonarias, algo para lo que deberían modificarse las leyes de inmunidad diplomática en el Capitolio.
El documento de investigación para la alianza «Five Eyes», de 15 páginas, afirma que ante el «peligro de otros países» el Gobierno chino encubrió la noticia del virus silenciando o «haciendo desaparecer» a los médicos que hablaron, destruyendo las pruebas del virus en los laboratorios y negándose a proporcionar muestras vivas a los científicos internacionales que estaban trabajando en una vacuna. El informe denuncia también «la negación mortal de la transmisión entre seres humanos». De hecho, revela ese informe que China tenía «pruebas de transmisión entre humanos desde principios de diciembre», pero siguió negando que pudiera propagarse de esta manera hasta el 20 de enero. Además, afirma que la información sobre los portadores asintomáticos de la enfermedad fue «mantenida en silencio» por el estado chino.
El laboratorio en cuestión es el Instituto de Virología de Wuhan, y según el Servicio de Inteligencia Secreto de Reino Unido, conocido como MI6, este habría informado al Gobierno británico de que el coronavirus era mucho más peligroso de lo que admitía China, según ha revelado el diario «The Telegraph». El periódico, que cita a un alto funcionario como fuente, asegura que la inteligencia le pidió desde el principio de la crisis al Ejecutivo de Boris Johnson «que no creyera las afirmaciones de Pekín» y que tratara su información «con escepticismo». La misma fuente explicó que tenían dudas sobre el origen del brote, que China ubica en un mercado de animales vivos de Wuhan, y centraron su atención en el Instituto de Virología. «La idea de que Reino Unido hubiera tomado las cifras chinas al pie de la letra es francamente ridícula», afirmó la fuente, que añadió: «Si en China mienten, el papel de la inteligencia es saber cuáles podrían ser las cifras reales».
Esta revelación podría reforzar aún más las críticas a la gestión del primer ministro, Boris Johnson, a quien la oposición laborista acusa de no haberse tomado en serio la amenaza del coronavirus al inicio del brote y de haber impuesto tarde las medidas de distanciamiento social y de confinamiento a la población. El Covid-19 se ha cobrado hasta el momento la vida de 28.446 personas en la nación. Johnson fue ingresado tras contraer el virus, y ha sido dado de alta.
Por su parte, el ministro de Exteriores alemán, el socialdemócrata Heiko Maas, ha exigido públicamente a China una «clarificación del origen» del coronavirus. «El mundo entero quiere que se aclare el origen exacto», se ha quejado en una entrevista con el grupo Funke en la que ha retado a China a demostrar «lo transparente que quiere ser con el virus». La OMS aceptó las explicaciones de Pekín sin poner reparos incluso después de que Taiwán y Hong Kong expresasen serias dudas al respecto. Según se desprende de las investigaciones de inteligencia, en la que el ministro alemán Maas basa su reivindicación al Gobierno de Pekín, mientras el régimen chino minimizaba la amenaza del virus en la escena mundial, se esforzaba en secreto por hacer desaparecer todo rastro de la epidemia. Según el memorando de los servicios secretos, el 3 de enero la Comisión Nacional de Salud de China ordenó que se destruyeran las muestras de virus y emitió una «orden de no publicación» sobre todo lo relacionado con la enfermedad.
Fuente: ABC