Las autoridades sanitarias decomisaron esta semana el mayor cargamento de cigarrillos electrónicos en la historia de México, más de 9 mil piezas de un producto cuyo consumo está prohibido en esa nación pero que, según los expertos, va en aumento bajo la creencia no comprobada de que ayuda a dejar de fumar. 

“Son productos que no han acreditado en el mundo una seguridad, calidad y eficacia como dispositivos médicos para inhibir el consumo del tabaco y lamentablemente la gente tiene la creencia de que son alternativas para dejar de fumar, cuando no existe esta evidencia”, expresó a EFE el comisionado de Operación Sanitaria de la Cofepris, Álvaro Pérez Vega. 

La pasada semana, la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) clausuró dos establecimientos en la capital mexicana por comercializar este producto, prohibido por la legislación sanitaria, y decomisó 9 mil 455 cigarrillos electrónicos, puros, accesorios y tabaco. 

Con estos, en los dos últimos años se ha decomisado un total de 11 mil 700 cigarrillos y accesorios, explicó Pérez Vega, quien contó que la mayoría entra a México procedente de China “a través de contrabando” u ocultado “de modo ilegal”.

La Ley General para el Control del Tabaco prohíbe comerciar, vender, distribuir, exhibir, promocionar o producir cualquier objeto que no sea un producto del tabaco, que contenga alguno de los elementos de la marca o cualquier tipo de diseño o señal auditiva que lo identifique con productos del tabaco.

Y los cigarrillos electrónicos tienen la misma forma que uno tradicional, por lo que entran dentro de esta prohibición. 

 

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