No es la vez que más tiempo ha estado sin jugar al tenis, pero sí la vez que más extraño se le ha hecho el parón. Desde Manacor, y en una extensa entrevista telemática con ABC, Rafael Nadal celebra el primer día de raqueta después de casi dos meses sin tocarla, una barbaridad para alguien que vive de ello.
Como todos, se las ha apañado con recetas más o menos dignas, charlas interminables con la familia, series y ejercicio físico, pues no ha dejado de trabajar y cumplir con las pautas que le han fijado para no perder la forma. Ha puesto en marcha, con Pau Gasol, un ambicioso proyecto solidario con el objetivo de recaudar once millones de euros y ha mantenido varios encuentros digitales con otros tenistas como Roger Federer, Andy Murray o sus compañeros de la Copa Davis. Atendió a los Reyes, participó en el Mutua Madrid Open Virtual y ahora, por fin, parece que llega a la nueva vida, que en realidad no debería de ser muy distinta a la de antes porque a él, dice, le encantaba el ayer.
A las puertas de los 34 años (los cumple el 3 de junio), Nadal habla de todo y se muestra escéptico ante el regreso a la competición, pero no por ello pierde la ilusión de prepararse al máximo, de eso no hay dudas.
¿Cómo está?
Estoy bien. No puedo decir otra cosa porque en mi familia y en mi entorno cercano, con la excepción de Ángel (Ruiz Cotorro, su doctor de confianza), que sí que estuvo enfermo, nadie ha estado en situación complicada. Bien.
¿Ha vuelto a los entrenamientos tal y como estaba autorizado?
Sí, he vuelto hoy, era el primer día. He entrenado en casa de un amigo, en una casa de campo en la que tiene una pista de tenis, con Carlos Moyá. Y bien, no he entrenado en la academia porque todavía hoy no sé si puedo ir a entrenar ahí. Y para evitar cualquier tipo de confusión, trabajo en la pista de un amigo que por suerte me la ha dejado.
Parece que hay un poco de confusión con el regreso de los deportistas, dónde se puede y dónde no…
Son tantas cosas que es muy complicado llegar a tenerlo claro. Es un cúmulo de circunstancias y de explicaciones… Han dicho tantas cosas que al final se dicen pocas con claridad. Es una situación muy incierta para todos, esta es la realidad. Incluso para la gente que pone las normas. En parte es normal que se vayan corrigiendo continuamente. Yo, personalmente, tuve la suerte de recibir ayer (por el domingo) una carta del CSD en la que me decían que podía retomar mi actividad. El domingo ni siquiera tenía claro si podía volver a entrenar el lunes, y esa es la realidad también de todos mis compañeros. Tenemos un grupo los jugadores del circuito y estábamos todos en las mismas. No sabíamos ni cómo, ni cuándo, ni dónde, ni si sí, ni si no… Estábamos muy confundidos.
Muchos deportistas se han sentido un poco olvidados.
Tampoco me quiero meter en opinar más de la cuenta. Hay un problema muy grave: lo que hablamos tú y yo hoy lo hablamos en cualquier época y cada uno puede tener sus opiniones. Pero es que ahora está todo tan sensible que cualquier cosa que diga está politizada y que hablo en tono político. Y yo hablo en tono personal, como ciudadano, como deportista. Sinceramente, me da igual quién está en el poder y quién no. Estamos en una situación crítica y lo más importante ha sido salvar vidas, ojalá se hubiese podido salvar más y se puedan evitar todas las muertes que quedan, que esperemos que sean las mínimas. Eso es lo primordial, lo demás tiene poca importancia, el acierto o el error de un partido político debería quedar en un quinto plano. Pero estamos en un mundo en el que, por hache o por be, se ha radicalizado a la sociedad y en los mismos partidos hay una tensión acumulada muy grande y cualquier comentario se politiza o se toma de una lado o de otro.
¿Tiene que frenarse al hablar?
Como persona pública, siento que tengo que ir con pies de plomo con todo lo que digo. Tengo muy claro cuáles son mis opiniones sobre lo sucedido, pero no tengo ninguna opción de expresarlas porque cualquier cosa que diga se va a tomar de una manera o de otra. Ahora mismo, no me apetece, no tengo que hablar. Cuando se pase, ya será el momento de valorar lo que ha sucedido. Pero bueno, volviendo al tema: se ha tratado a todo el mundo del deporte por igual y ahí sí que quiero hablar. Y quiero decir que es un error como lo es tratar a todas las Comunidades por igual. Por ejemplo, Baleares sabe cómo estamos en Manacor, sabe cómo está cualquier pueblo… Desde Madrid se hace mucho más difícil controlar estas cosas y, a mi modo de ver, sí se le tiene que dar más poder de decisión a las Comunidades que controlan mejor su propio territorio. Pues en el deporte, un poco lo mismo.
El tenis es un deporte individual, pero se necesita a alguien al otro lado de la red. Y, además, se necesita hacerlo en una pista.
De acuerdo. Entiendo que no seamos los primeros en volver. Hay atletas que pueden ir a correr por la montaña, triatletas… Podrían haber empezado antes que nosotros porque no necesitan a nadie, no hay contacto, pero nosotros sí que somos uno de los siguientes en volver. Los deportistas, por norma general, somos una población de poco riesgo, según parece. Podríamos ser portadores del virus y es importante que estemos cumpliendo todos con las medidas de sanidad, pero a la hora de entrenar somos un sector que está menos expuesto y, a la vez, hay muchos deportes individuales que se han podido sentir un poquito olvidados, como es lógico. Yo soy el primero que quiere que vuelva el fútbol, sería un gran entretenimiento para todos. Y se piensa siempre en el fútbol como el deporte rey, al final es lo que mueve más dinero, más gente… Pero es un deporte de contacto y no es comparable con un atleta. La desescalada también tendría que haber sido mucho más individualizada en el deporte.
¿Y cómo ha sido ese primer día?
Pues bien, bueno… No tan malo como esperaba, sinceramente. Llevo semanas haciendo mis rutinas, haciendo mis ejercicios diarios. Físicamente no he estado hecho un desastre, pero de tiempo sin coger una raqueta al principio siempre aparecen cositas. Pero me he sentido bien, con ganas de entrenar, de tocar otra vez la pelota. Ahora es tiempo de hacer las cosas con muchíiiiiiisima calma, muy progresivamente y tomando todas las medidas necesarias. Estamos en un momento de riesgo y hay que controlar mucho las cargas para hacer un trabajo ascendente y recuperar la forma, no la necesitamos recuperar ni en una, ni en dos ni en tres semanas.
Usted es una persona de pueblo, cercano con sus vecinos, es incluso algo miedoso… ¿Cómo ha vivido el confinamiento?
Miedo no he tenido. Tenemos la gran suerte de ser un pueblo y, dentro de la gran batalla que estamos librando contra el virus, en Mallorca y en Baleares ha habido menos impacto, somos una de las Comunidades menos golpeadas. Para nosotros, dentro de los problemas que ha habido, todo ha estado más controlado. No hemos tenido una gran saturación de las UCI… No hemos sufrido tanto como en Madrid o en Barcelona, que han vivido situaciones supercríticas. Hemos tenido muertos, claro, y contagios, pero no ha habido una crisis tan acentuada. Eso nos da tranquilidad y por eso miedo no he pasado.
¿Ha tenido momentos de bajón?
Las dos primeras semanas, para mí, fueron críticas. Ha sido un cambio muy radical dentro de mi vida. Nosotros no estamos acostumbrados a trabajar en una oficina. La gente que tiene su despacho o su oficina, aunque sea desde casa, ha mantenido su trabajo diario. Mentalmente es más fácil de asimilar, creo, al menos cumplen sus horas y lo he visto en mi propia casa. Al comienzo, fue como un parón en seco. Te quedas como sin objetivos, ves que tus metas están muy lejanas. Y después estás conviviendo todo el día con noticias negativas.
¿Se ha saturado de información?
Soy una persona muy sentida y me afectan las cosas. Cometí el error de estar demasiado pendiente de todas las noticias. Al final, era un aluvión de noticias negativas, gente muriendo… Una barbaridad, gente que no se podía despedir de sus familias en la muerte, los hospitales desbordados… Yo tengo contacto con médicos, por mi profesión he conocido a mucha gente, y se hace complicado decirlo porque parece que estoy atacando a alguien, pero a todos nos ha venido grande esta situación. Creo que en muchos lugares ha faltado material sanitario, es un hecho. No lo digo yo, me lo transmiten amigos que trabajan en sanidad. Podemos buscar lo que queramos, pero la cantidad de sanitarios contagiados, la media, está por encima que la de cualquier otro lugar del mundo. Algo no se ha hecho bien. Demasiados pensamientos y preocupaciones. El ser humano se adapta a todo y, a las dos semanas, empiezas a aceptar todas estas cosas y las noticias negativas como algo más «normales».
¿Cómo se activó?
Me costó arrancar, pero empecé con mis trabajos diarios y a medida que las cosas han ido poco a poco a mejor uno empieza a estar más positivo. Y marcarme mis horarios y mi rutina me ha servido.
¿Le ha servido para poner en valor algún aspecto que tenía olvidado?
Soy humano, como todos, y en épocas como ésta tenemos una gran vida que sí la valoramos. Ayer salí a dar un paseo, y a mí no me gusta pasear. Pero disfruté muchísimo con el simple hecho de dar un paseo. Llega un momento en el que dejamos de valorar todas las cosas diarias. Es como cuando solo valoramos lo bien que estamos cuando enfermamos. Tenemos muchas cosas, vivimos en un gran país, un país en el que, dentro de lo que cabe, gozamos de un estado del bienestar por el que debemos luchar para mantenerlo. No todo el mundo está perfecto, hay gente que sufre, pero si nos comparamos con la mayoría de países del mundo te puedo asegurar que somos un país en el que estamos bien.
¿Le ha emocionado algo en especial?
Ifema ha sido algo muy especial. A mí, personalmente… He vivido un poco de cerca por muchos compañeros que trabajan en la sanidad y la manera en la que han llevado la situación los sanitarios sí que me emociona. Que la gente salga a aplaudir es fantástico, me emociona el nivel de solidaridad de la gente, estamos teniendo sentido de país, responsabilidad… Es importante y es en los momentos complicados cuando se ve a las personas de verdad, cuando se ve quién es buena gente y quién es mala gente. Ha habido solidaridad de casi todo el mundo. Nos quieren vender muchas cosas, pero ha sido así. Los empresarios han arrimado el hombro, los deportistas también, las personas que no tienen trabajo están luchando para salir adelante, muchos perderán sus empleos y queda un gran camino por recorrer. Nos tenemos que ayudar y ser solidarios. Los trabajadores deben tener protección, pero, si los empresarios no siguen teniendo la capacidad de poder generar empleo, nos encontramos con un problema insuperable. Hay que encontrar un balance y ojalá nos puedan guiar por el camino adecuado. Estamos en una situación tan complicada que necesitamos a los mejores para salir de ella. Ojalá que los que nos tengan que sacar de esta sean los mejores. Quizá no es popular lo que digo, pero lo ideal es que hubiera un grupo de personas que no tuviera ningún tinte político. Da igual si es derecha, izquierda o centro, me da igual. Que sean personas preparadas, cada una en su ámbito, y que no pensaran en unas elecciones o en de qué manera tengo que vender lo que estoy haciendo. Entiendo que es imposible, confiemos que se hagan las cosas de la mejor manera porque llegarán situaciones muy críticas.
¿Se ha replanteado la vida de alguna manera?
No. Sinceramente, yo confío en recuperar la normalidad. Se habla de nueva normalidad y yo quiero una antigua normalidad, la de antes. Quiero recuperar mi vida, quiero que la gente se pueda abrazar, quiero que la gente se pueda ir feliz a trabajar, que la gente se pueda reunir sin miedo. Confío en que eso volverá a ser así, no quiero un mundo muy cambiado. Claro que hay cosas que se tienen que cambiar, nos tenemos que adaptar, tenemos que aprender lecciones, pero hay muchas cosas que me gustan como están. El concepto de familia, de amigos, de unión… son vitales.
Fuente: ABC