AP/EFE Caracas

El Parque Nacional El Ávila, que durante décadas fue el ícono y pulmón natural de Caracas, se ha transformado en un gran baño público adonde cientos de personas acuden a diario a tomar una ducha, lavar la ropa y recoger agua para enfrentar la falta del servicio provocada por los continuos apagones.

Al borde de las sinuosas quebradas que bordean las faldas de las montañas que integran el parque -de unas 81,800 hectáreas- ya es común cruzarse con envases plásticos, restos de comida, papeles, cartones y prendas de vestir.

La incursión de cientos de habitantes agobiados por la escasez de agua provocada por el apagón nacional del 7 de marzo y los cortes intermitentes registrados desde entonces ha encendido la alarma entre los ambientalistas, que temen que la transformación de El Ávila en un baño público genere daños irreversibles.

Por otro lado, el jefe del Parlamento, Juan Guaidó, reconocido como presidente interino de Venezuela por más de 50 países, llamó ayer jueves a los jóvenes a protestar el sábado en todas las ciudades del país y les instó a no acostumbrarse a vivir sin servicios básicos.

«El sábado 6 vayamos a las calles y ni por un segundo nos acostumbremos a vivir de esta manera», dijo Guaidó durante un acto con líderes estudiantiles en la sede del Legislativo.

 

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