El móvil y el WiFi emiten radiación electromagnética. Eso suena mal porque tiene la palabra radiación, pero solo significa que emiten un tipo de energía en el espectro electromagnético, concretamente en la región de radiofrecuencia o de microondas. Las ondas tienen una frecuencia directamente relacionada con su energía: las ondas de radio, las microondas, la luz infrarroja y la luz visible son formas de radiación no ionizante. Esto significa que no tienen suficiente frecuencia para romper enlaces entre los átomos, que es lo que puede causar problemas serios de salud.
No existen evidencias científicas que demuestren que las ondas electromagnéticas del WiFi, del móvil o de las antenas de telefonía causen cáncer o cualquier otra dolencia. Sin embargo, aunque el consenso científico es que son seguros, la Organización Mundial de la Salud (OMS) clasifica los campos electromagnéticos de radiofrecuencia como agentes carcinógenos de categoría 2B, “posiblemente carcinógenos para los humanos”.
El País