La falta de sueño incrementa los niveles en sangre de una señal química que amplifica el gusto por la comida y, en particular, por los aperitivos dulces o salados con alto contenido en grasa, según un estudio publicado por la revista Sleep, reseña NTN24. 

El trabajo, que incide en la relación entre dormir poco y el aumento de peso, fue llevado a cabo entre 14 voluntarios jóvenes y sanos, que privados de sueño no pudieron resistirse a galletas, caramelos o patatas fritas, comida a la que los científicos se refieren como aperitivos altamente «gratificantes».

Los jóvenes cayeron en la tentación de ese tipo de aperitivos a pesar de que sólo dos horas antes habían ingerido una comida que cubría el 90 % de sus necesidades calóricas diarias.

El estudio señala que los efectos de la falta de sueño en el apetito eran más poderosos a última hora de la tarde y primera de la noche, momentos en los que picar entre horas se ha vinculado con el aumento de peso.

«Descubrimos que la falta de sueño estimula una señal que puede aumentar el aspecto hedonista de la ingesta de alimento, el placer y la satisfacción a través de la comida», según dijo la endocrinóloga de la Universidad de Chicago Erin Hanlon, una de las autoras del estudio.

 

 

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