Inhalar y exhalar de una forma distinta a la que acostumbramos, puede combatir el estrés y ofrecer beneficios a la salud. Para muchos de nosotros, la respiración diafragmática no se siente natural.

Hay varias razones para no respirar correctamente, según señala un artículo de la escuela de medicina de Harvard. Una de ellas es la imagen corporal que promueve nuestra sociedad, de que un vientre plano es considerado atractivo.

Así, muchos hombres y mujeres contraen sus músculos abdominales, lo que interfiere con la respiración profunda. Entonces nos acostumbramos a respirar solo con el pecho (livianamente) y no con el vientre (profundamente).

Se recomienda que el primer enfoque de la persona debe ser en aprender a distender la cavidad abdominal al respirar, pues es lo que cuesta más.

Al momento de practicar la respiración profunda por primera vez, se debe buscar un sitio callado y cómodo que permita enfocarse.

Seguido la inhalación debe hacerse lentamente, a través de la nariz, permitiendo que tanto el pecho como la cavidad abdominal se expandan a medida que se llenan de oxígeno. Se debe hacer un esfuerzo por permitir que el abdomen se extienda lo más posible en el proceso.

La exhalación debe ser todavía más pausada que la inhalación, dejando salir el aire lo más lento posible a través de la nariz o la boca.

Se recomienda practicar este tipo de respiración al menos dos veces al día, por diez minutos, además de intentar incorporar la respiración consciente a lo largo de la jornada. Así, poco a poco el cuerpo se va habituando a la nueva manera de respirar.

 

 

 

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