Moscú/Ginebra EFE
El Ministerio de Defensa de Rusia anunció este lunes la conclusión exitosa de la fase de pruebas clínicas de una vacuna contra la COVID-19 realizadas conjuntamente con el Centro Nacional de Epidemiología y Microbiología Gamaleya.
«Este 20 de julio un segundo grupo de voluntarios fue dado de alta», señaló Defensa en un comunicado, en el que precisó que las pruebas clínicas se llevaron a cabo en Moscú, en el Hospital Militar Central Burdenko.
Según la nota de prensa, «los resultados de los análisis muestran de manera inequívoca que todos los voluntarios desarrollaron una respuesta inmunitaria como resultado de la vacuna».
La vacuna no causó complicaciones ni efectos secundarios o reacciones indeseadas.
Los voluntarios fueron vacunados el pasado 23 de junio y el próximo 4 de agosto se les realizarán una serie de análisis de control para confirmar estos resultados y la inocuidad de la vacuna.
Defensa subrayó que estas pruebas clínicas de la vacuna se llevaron a cabo «en estricta concordancia con la metodología científica y la legislación vigente, sin acortar los plazos de la investigación, a fin de evitar riesgos posteriores».
De acuerdo con los últimos datos oficiales, en Rusia se ha registrado más de 770,000 positivos por coronavirus y más de 12,300 fallecimientos a causa de la COVID-19.
Por otro lado, la Organización Mundial de la Salud (OMS) dijo que es «una buena noticia» que una potencial vacuna contra el COVID-19 que se está investigando haya dado resultados iniciales positivos, pero recordó que todavía queda un largo camino por delante para que el ensayo se realice a una escala real.
“Esta vacuna fue inoculada a un millar de adultos en buena salud entre los 18 y 55 años, y parece no haber provocado ningún efecto adverso más allá de los que se pueden esperar, como dolor muscular o de cabeza. La vacuna generó anticuerpos neutralizadores en todos los participantes», explicó el director de Emergencias Sanitarias de la OMS, Mike Ryan.
La vacuna en cuestión está siendo desarrollada por la Universidad británica de Oxford, que reveló las primeras conclusiones de su investigación a través de un artículo científico publicado en la revista especializada «The Lancet».