Madrid (EFE).– La situación de los incendios forestales en España ha mejorado en las últimas horas y ha permitido el realojo de vecinos de pueblos afectados por los fuegos de Porto (Zamora) y Jarilla (Cáceres), donde ha desescalado la peligrosidad a nivel uno, por lo que el operativo pasa a ser controlado por medios extremeños.
Pese a ello, la evolución favorable en la lucha contra el fuego se ha visto ensombrecida por la noticia de la muerte de un hombre que participó como voluntario en la extinción del incendio de Cipérez (Salamanca) y ha muerto días después de ser hospitalizado, aunque la Junta de Castilla y León ha negado la vinculación de la muerte con la inhalación de humo del incendio.
Tres brigadistas y un bombero heridos siguen ingresados en el hospital de A Coruña, uno de ellos con pronóstico muy grave y otro evoluciona favorablemente.
Hasta ahora, la ola de fuegos que sacude España ha arrasado más de 400.000 hectáreas, la mayor superficie quemada en lo que va de siglo en el país y la más grande registrada desde 1994, según el Sistema Europeo de Información sobre Incendios Forestales (EFFIS, por sus siglas en inglés).
Los datos del Gobierno indican que el fuego ha quemado ya, hasta el día 17 de agosto, 295.579 hectáreas de superficie forestal en España.